En un principio las relaciones culturales entre las dos
penínsulas revestian un carácter muy superficial. Durante los siglos XII y XIII
era raro que un italiano fuese a España a instruirse en Toledo en las artes
mágicas o frecuentar las Escuelas de Córdoba o de Murcia, sin embargo, algo más
numerosos eran por aquel entonces los españoles que visitaron Italia para estudiar
a la Universidad
de Bolonia Fuera de las repúblicas marítimas y comerciales, no había llegado a
Italia, sino alguna noticia de la Península Ibérica y de su lucha contra los moros.
Entre los muchos autores españoles de quienes consta que
han pisado tierra italiana. basta mencionar alguno de los más conocidos:
Francisco de Figueroa. Mateo Alemán, Vicente Espinel, el autor de Esteban iI/o
González y el mismo Cervantes, éste, después de llevar algún tiempo en Roma, terminaba
la batalla de Lepanto y aludiendo a Nápoles escribió que «pisaba sus rúas más
de un año". El número de italianos que buscaban hospitalidad en la Península Ibérica
era inferior, con mucho, al de los españoles que se establecieron en Italia. Es
verdad que en un documento de 1405 se menciona ya en Sevilla la calle de Génova
y que Bernáldez se refiere al «Castillo de Genoveses» en Málaga. pero de las
numerosas fundaciones españolas en Italia. puede referirse que la emigración de
la Península Ibérica
hacia Italia fue mucho mas acentuada que en dirección contraria. Dejando de
lado por de pronto a los marineros, comerciantes y artistas, sólo cabe indicar
un reducido número de humanistas italianos que se establecieron en España:
Bardiza desde 1433, Marineo Sículo hacia 1486, Pedro Mártir de Ingiera y algunos
mas entre los que han contribuido en alto grado al intercambio cultural
Italo-español, ocupan un puesto destacado los libreros.
Entre las obras italianas que durante este primer período
hallaron acogida en España. figuran también algunas de carácter religioso. En
1495. se tradujo del toscano El Espejo de la Cruz , del cual Alfonso de Palencia escribe: «El
que primero trajo desde Italia a Castilla este tratado impreso en toscano para
que se convirtiese en romance castellano... fue el referendum y muy dévoto
religioso fray Johan Melgarejo prior del Monasterio de San Isidro cerca de
Sevilla. al cual con se lo deja común doctrina lo quiso imprimir después que fue
romanizado» 2 Un papel importante entre los que solían mantener el contacto lo
desempeñaron los embajadores de las repúblicas de Venecia y Florencia:
Guichiardini. Andrea Navagero. Simón y Tomás Cantarini. Morosini que han dejado
todos relaciones de sus viajes a cual más valiosas. Tampoco ha faltado algún
poeta italiano que haya tenido, por lo menos, la intención de ir a España. como
consta en un soneto de Lope de Vega «A la muerte de Girolamno Preti, excelente
poeta, viniendo de Italia a España»
LAS RELACIONES LITERARIAS Y LAS TRADUCCIONES
Precisamente el cuerpo más importante de este trabajo.
trata de las traducciones literarias del italiano al español durante el Siglo
dc Oro para de ello deducir la importancia que tuvo la literatura italiana en
España, puesto que uno de los medios más interesantes de relacionarse ambos
países y por los que se adivina la gran tradición del contacto entre las dos
culturas, es justamente el interés de España por traducir las obras de los literatos italianos y no sólo literatos sino científicos,
historiadores, religiosos, que han contribuido a conseguir para España una
cantidad ingente de obras culturales que han engrosado nuestro bagaje cultural
y científico, al mismo tiempo que se ha despertado una avidez por la corriente
traductora, corriente que no se ha extinguido como se demuestra en el fichero
que se aporta en este estudio, donde se ve que las traducciones llegan a
nuestros días, sin olvidar la importancia que ello tuvo en el s. XIX. especialmente
en el autor de la novela española Valera que tradujo a Carducci y de cuya obra
traductora daremos cuenta más adelante. Las obras literarias de España tardaban
bastante en ser conocidas en Italia.
A los dos años se imprimió otra versión de esta novela, o
más bien colección de anécdotas y ficciones, por Jerónimo de Mondragón. bajo el
titulo de Ratos de recreación 23 Es muy extraño, en efecto, que no haya salido
ninguna traducción directa de las obras de Mateo Bandello, aunque es posible
que no las hayamos encontrado, puesto que este novelista italiano ha inspirado
a muchos dramaturgos españoles, entre ellos a Lope de Vega. Este, por ejemplo,
lo ha aprovechado, probablemente, para el Castigo sin venganza, cuya fuente es
una novela del obispo de Agen, una traducción española hecha a base de la
versión francesa de Francisco de Belleforest 24 Otra fuente en la que bebieron
tanto Lope como Shakespeare, son los ECATOMMITI de Giambatista Giraldí Cinthio,que
desde 1590 circulaban traducidos al castellano 25 Pocos años antes. Francisco
Truchado había traducido al español los cuentos de las PIACEVOLI NOTFE de
Gianfranceseo Straparola que fueron impresos en Granada en 1583. A juzgar por las reimpresiones —1598 y 1612— estos cuentos
tuvieron bastante éxito 26 No menos importantes que todas estas novelas
italianas revestían para la literatura española las traducciones de La Arcadia de Jacobo
Sanazaro. Aunque es opinión unánime entre los historiadores de la literatura
que la novela pastoril llegó a España por intermedio del portugués españolizado
Jorge de Montemayor 22, a
cuyos Siete libras de la Diana
que salieron a la luz en 1559 sirvió de modelo la novela pastoril portuguesa
Menina de su compatriota Bernardin Ribeiro, primer discípulo de
Sanazaro. la traducción directa del italiano de mano de don Diego López de
Ayala, ya circulaba en España desde 1547, y hacia esta fecha también debe de
haber sido ultimada la traducción hecha por Juan Sedeño, que todavía se
conserva manuscrita 28 Jerónimo de Urrea, a quien tanto deben las letras
ítalo-españolas, por sus versiones, tradujo también Li Arcadia. Pero parece que
el manuscrito de esta obra ha quedado inédito 29 El haberse ocupado tres
traductores en La Arcadia ,
sucediéndose las ediciones posteriores de l54, 1569 y 1578 unas a otras con
bastante regularidad—obsérvese que casi todas son anteriores a las imitaciones
de Alonso Pérez Gaspar Gil Polo, Antonio de lo Frasco y los demás «arcadistas»—
demuestra hasta qué punto se concentraba el interés en la novela original de
Sanazaro. Las ideas del Cortesano de Castellón, las cuales se introdujeron en
España por la traducción de Boscán, ejercían una fuerza atractiva irresistible.
Esto queda demostrado por la versión de Luis Milán y las traducciones de los
tratados italianos de cortesanía, que son muchos, así como por el Galateo
español de Lucas Gracián Dantesco, adaptación del Galateo de Giovanni de la
Casa.
Por lo demás,
existe también una traducción directa del toscano por Domingo de Bezerra,
Venecia 1585 3t En 1551 se imprimió en
Salamanca una traducción de los Asolanos de Pedro Bembo 32, a quien leían todos los
grandes ingenios de España: parece que también Fray Luis de León ha traducido
algunos escritos del cardenal . De las disquisiciones filosóficas sobre el amor
del judío español, León Hebreo, publicadas en Roma en 1535, bajo el título de
Diálogo del Amour, contamos nada menos que con tres versiones castellanas: la
primera en orden cronológico, impresa en Venecia en 1568 de un judío antónimo;
la segunda es de Carlos Montesa (Zaragoza. 1582): siendo la tercera. de un estilo superior a las otras dos, del Inca Garcilaso
de la Vega. la
cual fue publicada en Madrid en 1590 ~ De los poemas religiosos que en gran
número se publicaron en Italia durante la segunda mitad del s. XVI, Luis Gálvez
de Montalvo tradujo El llanto de San Pedro, de Luis Tansilo. La traducción de
Las Piscatorias del mismo poeta figuran en el comienzo del libro 1 de las obras
de Jerónimo de Lomas Cantoral (Madrid). año 1578. No carece de valor literario,
según Gallardo ~. El culto a Torcuato Taso, adquirió en España una extensión
extraordinaria . El poema Jerusalén libertada ya circulaba en español antes
de que Cristóbal de Mesa, amigo del Taso, en la obra La Restauración de
España y por afirmación expresa en la epístola que dirigió a Luis Barahona de
Soto 37 se confesase partidario del Taso en cuanto a las idea literarias. La
primera traducción por Bartolomé Carrasco de Figueroa,cuyo manuscrito pasa
inédito en la
Biblioteca Nacional de Madrid, es anterior en dos años, a la
de Juan Sedeño, la cual fue publicada en 1587 .
Establecida la hegemonía española en Italia. es natural y
lógico que se mostrara vivo interés por la historia de dicho país. Así vemos
que en 1581 salió a la luz la traducción de Antonio Flórez de Benavides de la
/oria dita/ja, de Francisco Guicciardini. versión a la cual aquél puso por
título ´´La historia del señor Francisco Guichardino, Cauallero Florentino´´. En la cual demás de las cosas que en ella han sucedido, desde el año 1492, hasta
nuestros tiempos... 52 Otro resultado del creciente interés por las cosas de
Italia y más particularmente por las de Nápoles es la versión española del ‘ompe,tedio
de//a Storia del regno di Napoli, de Andolfo Collennuccio, publicado por
primera vez en Venecia en 1539. que abarca la época del desarrollo del idioma
vulgar hasta los comienzos del reinado de Fernando de Aragón.
La influencia italiana en este terreno, no se limita a la
madre patria. sino que se extiende hasta el Nuevo Mundo, según se desprende de
una epístola sobre el estado de la
Ciudad de México, dirigida por Eugenio de Salazar a Hernando
de Herrera en la cual dice aquél:
«También Toscana envía tres lindezas de su lenguaje dulce
a puesto que en breve estará lleno de proezas».
¿Qué importancia hay que conceder al movimiento de las
traducciones del italiano al español para medir el interés que existió en
España por la lengua de Italia? Menéndez y Pelayo no le atribuye más que un
valor relativo, Comentando la afirmación que Cervantes puso en el prólogo de sus
Novelas ejemplares donde éste dice: «Yo soy el primero que be novelado en
lengua castellana: que las muchas novelas que andan impresas en ella todas son
traducidas de lenguas extranjeras». El polígrafo santanderino hace la observación: «Estas lenguas extranjeras se
reducen, puede decirse. al italiano». Pero no se crea que todos, ni siquiera la
mayor parte de los «novellieri». fuesen traducidos íntegramente o en parte a
nuestra lengua. Sólo alcanzaron esta honra Boccaccio. Bandello, Giraldi
Cinthio, Straparoía y algún otro de menos cuenta. Por el número de estas
versiones, que además fueron poco reimpresas, no puede juzgarse del grado de la
influencia italiana.
Era tan familiar a los españoles, que la mayor parte de
los aficionados a la lectura amena gozaban de estos libros en su lengua
original desdeñando con razón las traducciones, que solían ser tan incorrectas
y adocenadas como las que ahora se hacen de novelas francesas .Con lo que
antecede y sin pretender dar un cuadro completo ni mucho menos, se ha
bosquejado a grandes rasgos el desarrollo de las traducciones al español en los
varios terrenos.
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